Mientras leía un artículo de Peggy Noonnan en el Wall Street Journal, Rectitude Chic, la cabeza me daba vueltas considerando ciertos temas que afectan a nuestras respectivas comunidades y por ende, al mundo en general.
¿Qué representarán estas fiestas de fin de año para nuestra vida? ¿Serán en realidad las últimas que vivamos "como si no pasase nada" o las primeras de una nueva etapa de conciencia y cambio mundial? Más allá del famoso slogan en los países de habla hispana que dice "Regala afecto, no lo compres", esta temporada en la que nos vemos envueltos en una vorágine consumista, en que convivimos con la familia y con la gente del trabajo, con los amigos y con las personas que de alguna u otra manera tenemos o queremos estar, puede ser un buen punto de partida para repensar el mundo que estamos construyendo.
Las noticias no son halagadoras en ningún país y si sumamos el volumen de noticias alarmistas y negativas podríamos considerar seriamente meternos a la cama y esperar a que amanezca en un par de años. Considerando que esa posibilidad es poco factible, hay que darle la cara a la situación y pensar en soluciones que nos permitan avanzar y construir la vida que nos interesa. En momentos de crisis es cuando algunas personas hacen grandes fortunas o cuando otras personas logran crecer y fortalecerse. En este momento que estamos viviendo tenemos dos opciones: sumarnos al estado de ánimo en el que se vislumbra que ante lo que sucede la única alternativa que nos queda es quejarnos u optar por buscar soluciones, muchas veces a pesar de nosotros mismos.
Al final del camino lo único que podremos hacer es evaluar las decisiones que tomamos en la vida para vivir nuestro universo cotidiano. ¿Qué hicimos ante las situaciones que nos tocó vivir? ¿Las decisiones que tomamos nos hicieron sentir bien y fueron congruentes con lo que pensábamos y queríamos o el resultado será algo de lo que no querramos acordarnos en unos años?
¿Qué hicimos ante la corrupción y los abusos de los legisladores? ¿Qué hicimos ante la pobreza? ¿Qué hicimos si nos quedamos sin trabajo, buscar que alguien nos resolviera la vida o seguir intentando generar empleos (empezando por el nuestro)? ¿Qué hicimos como individuos en una sociedad que se queda callada ante todo, se queja de los abusos pero baila al ritmo de los mismos? ¿Qué hicimos ante el escenario que se visualizaba para el siguiente año: comprar desaforadamente regalos como si no pasara nada u optamos por apoyar a otras personas que lo necesitasen? ¿Dimos monedas de caridad para limpiar nuestras conciencias o nos comprometimos a apoyar de manera constante con algún recurso (trabajo, dinero, especie) cierta causa de nuestro interés? ¿Empezamos a hablar cuando callar estaba de moda o nos sumamos al "estilo del silencio"?
En fin, creo que este cierre de año (y de ciclos para muchas personas) puede ser un buen punto para reconsiderar el camino hacia delante y para comprometernos con algo en la vida, no sólo con respirar y seguirlo haciendo de la misma manera. ¿Qué opinas?
Imagen:elmargendeerror.blogspot.com
2 comentarios:
Un periodo de reflexión,otra etapa que se cierra y una nueva en a la puerta ,ánimos ,ilusión y nuevos propósitos cada quien poniendo su granito de arena.
Así es mi querida América, así se construyen los días de nuestra vida... abrir, cerrar, decir adiós, recibir...
Un abrazo,
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