El primero de febrero fue un día especial para los amantes del futbol americano: fue el superbowl. Llegó el esperado día y los fanáticos del deporte se instalaron frente a las televisiones de sus casas, restaurantes y clubes para ver a Arizona y Pittsburgh disputarse el premio. El tema del lunes 2 febrero no fue, para sorpresa de todos, el triunfo de los Acereros, sino los spots políticos y la propaganda del IFE que interrumpieron la transmisión, al mismo tiempo y con la misma duración en Televisa y TVAzteca.
La pregunta obligada después de la reforma electoral del 2007 y la limitación al gasto en propaganda que disminuye considerablemente las ganancias de las televisoras, es ¿a qué le están apostando las empresas de televisión? ¿A desprestigiar al IFE? (Me refiero al IFE porque los partidos ya han hecho bastante por si mismos para autodesprestigiarse.)
Resulta sorprendente, por decir lo menos, que los líderes de los partidos se laven las manos, señalen a las televisoras y exijan al IFE aclarar el asunto y reglamentar cuando fueron justamente quienes aún siguen en el Congreso los promotores de dicha reforma y quienes maniataron al Instituto.
Lo único que queda claro es que los ciudadanos siguen estando al final de la agenda de los partidos, de las televisoras y de los políticos. Sólo les sirven para llevarlos al poder, de ahí en fuera, ¿respetarlos y tomarlos en serio, cómo para qué?
No hay comentarios:
Publicar un comentario