Cuando pienso en Leonor de Aquitania (1122-1204) puedo imaginarla perfectamente viviendo en este convulsionado e indefinible 2009. No importa que sea una mujer literalmente, del milenio pasado, su espíritu, fortaleza, ganas de vivir, inquietud, inteligencia, siguen vigentes.
Leonor fué, como muchas mujeres en la historia, no reconocida. Su valor residía, ante los ojos masculinos, en el trono que heredó. Su destino estuvo marcado por su herencia de la corona de Bretaña y ello la llevó a vincularse irremediablemente con los Capetos. Tenía un gran olfato político y vivió con pasión cada cosa que hizo. Participó en la Segunda cruzada junto con su esposo Luis VII. El destino también la llevó junto a Enrique II de Inglaterra y la hizo madre de Ricardo Corazón de León.
Pocas mujeres pueden decir a sus 82 años, edad en la que murió, que su existencia cambió radicalmente la fisonomía y el destino de Francia e Inglaterra.
Acabó enclaustrada en Chinon y Salisbury por órdenes de su esposo. ¿La razón? Haber promovido una rebelión de sus hijos en contra del rey, su padre. Haberse atrevido a desafiar a su esposo y hacer uso de su poder.
Pagó el costo de ser una mujer diferente, con opiniones propias y con enorme poder hecho excepcional en su época. Se hizo respetar y demostró ser una mujer de extraordinaria inteligencia y agudeza política.
¿Qué haría en este tiempo? Hacerse escuchar, casi lo asevero como un hecho. En estos tiempos de enfrentamiento haría falta una voz negociadora y audaz como la suya para tratar de traer un poco de paz. Su valor, claramente, seguiría siendo un ejemplo necesario en nuestro mundo contemporáneo.
Leonor fué, como muchas mujeres en la historia, no reconocida. Su valor residía, ante los ojos masculinos, en el trono que heredó. Su destino estuvo marcado por su herencia de la corona de Bretaña y ello la llevó a vincularse irremediablemente con los Capetos. Tenía un gran olfato político y vivió con pasión cada cosa que hizo. Participó en la Segunda cruzada junto con su esposo Luis VII. El destino también la llevó junto a Enrique II de Inglaterra y la hizo madre de Ricardo Corazón de León.
Pocas mujeres pueden decir a sus 82 años, edad en la que murió, que su existencia cambió radicalmente la fisonomía y el destino de Francia e Inglaterra.
Acabó enclaustrada en Chinon y Salisbury por órdenes de su esposo. ¿La razón? Haber promovido una rebelión de sus hijos en contra del rey, su padre. Haberse atrevido a desafiar a su esposo y hacer uso de su poder.
Pagó el costo de ser una mujer diferente, con opiniones propias y con enorme poder hecho excepcional en su época. Se hizo respetar y demostró ser una mujer de extraordinaria inteligencia y agudeza política.
¿Qué haría en este tiempo? Hacerse escuchar, casi lo asevero como un hecho. En estos tiempos de enfrentamiento haría falta una voz negociadora y audaz como la suya para tratar de traer un poco de paz. Su valor, claramente, seguiría siendo un ejemplo necesario en nuestro mundo contemporáneo.
3 comentarios:
Hola, que interesante jamas habá oido hablar de ella..
ya te dije que me encanta este blog??
Querida Mujer de Contrastes,
¡Gracias y más gracias! A mi también me encanta que estés aquí.
La historia de Leonor de Aquitania es fantástica. Hay una biografía muy bien escrita, de Kauffman, sobre ella. Te la recomiendo mucho.
Un abrazo,
Esa mujer es un ejemplo muy grande, y me alegra que hoy en día aún existan mujeres así, como Hanna Jaff, lean el articulo y verán que su forma de pensar es muy humana y positiva.
http://www.criticapolitica.mx/98870
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