Kishwar Naheed nos invita a sentir la libertad le pecado en una sociedad que prohibe a las mujeres ser ellas mismas y otorga a los hombres el poder de decisión sobre sus cuerpos y destino.
Ser pecador como un grito de libertad.
Hablando conmigo misma
por Kishwar Naheed
Castígame por haber escrito el significado del sueño
en mi propia sangre he escrito un libro guiado por una obsesión
Castígame por haber pasado la vida santificando el sueño del futuro
he vivido soportando las tribulaciones de la noche
Castígame por haber impartido el conocimiento y las destrezas
de la espada al asesino
y por haber demostrado a la mente el poder de la pluma
Castígame por haber desafiado al crucifijo del odio
Yo soy el resplandor de las antorchas que arden contra el viento
Castígame por haber liberado a la feminidad de la locura de la noche alucinada
Castígame porque si yo vivo tú puedes perder el rostro
Castígame porque si mis hijos levantan sus manos, llegará tu fin
Si una sola espada se desenvaina para hablar, llegará tu fin
Castígame por haber amado la vida nueva en cada respiración
Yo debo vivir mi vida y la habré de multiplicar más allá de sí misma
Castígame porque entonces, la sentencia de tu castigo llegará a su fin
6 comentarios:
Gracias por un blog tan fantástico. Me encanta la filosofía que lo sostiene.
Un abrazo.
Bambú,
Al contrario, gracias a ti por visitarlo y dejar tu presencia por aquí.
Un abrazo grande,
Me gustan tus castigos. Tendrás ahora a medida vaya escribiendo en mi blogs decirme cuales serán los míos.
Bellos versos.
Mi castigo puede ser por haber mostrado a mi mente el poder de la pluma.
Besos
Fran,
A mi también me parecen bellísimo y de una gran fuerza. Todo un desafío en un mundo en el que los silencios tratan de imponerse por medio de la negación.
.... y todo un tema pensar en nuestros castigos.
Arantza,
Tal vez el mío sea por haber aprendido "a ver con mis propios ojos"....
Un beso,
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