Meditación en el umbral (fragmento)
la Ana de Tolstoi ni apurar el arsénico de Madame
Bovary ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo antes de liarse el manto a
la cabeza y comenzar a actuar. Ni concluir las leyes
geométricas contando las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución escribir,
mientras llegan las visitas, en la sala de estar de la
familia Austen ni encerrarse en el ático de alguna
residencia de la Nueva Inglaterra y soñar, con la
Biblia de los Dickinson, debajo de una almohada
de soltera. Debe haber otro modo que no se llame
Safo ni Mesalina ni María Egipciaca ni Magdalena ni
Clemencia Isaura. Otro modo de ser humano y libre.Otro modo de ser.
La autora de este fragmento, Rosario Castellanos, es una de las mujeres más talentosas en la historia de México y una de las responsables de que las mujeres busquemos apropiarnos de nuestras palabras. Si alguien supo lo que era vivir en un mundo definido por las palabras de los hombres fue ella.
Se piensa que fue Chiapaneca, pero en realidad nació en la Ciudad de México en 1925. Vivió la mayor parte de su vida en ese mágico estado del sureste mexicano, en Comitán y en San Critóbal de las Casas. Estudió Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México y desarrolló estudios de estética en Madrid.
Su vida se desarrolló en el ámbito político, académico, cultural y diplomático. Fue promotora del Instituto Chiapaneco de Cultura, del Instituto Nacional Indigenista, directora de un grupo de Teatro Tzeltal y Tzotzil, directora de Información y Prensa de la UNAM, catedrática en diversas universidades en México y en el extranjero, secretaria del Pen Club y embajadora de México en Israel, en donde murió en 1974.
Dedicó parte de su vida a luchar a favor de la defensa de los derechos de las mujeres y por ello es visualizada como precursora del feminismo latinoamericano.
«Escribo porque yo, un día, adolescente,me incliné ante un espejo
y no había nadie. ¿Se da cuenta ? El vacío».
Rosario Castellanos fue una mujer de compromisos, no entendía vivir la vida de otra manera. Criticaba con la fuerza de sus palabras el sexismo y el machismo de la época e hizo todo lo posible por denunciarlo y promover una sociedad distinta.
Entre sus obras destacan: Oficio de Tinieblas, Mujer que sabe latín, De la vigilia estéril, Poesía no eres tú, Rito de Iniciación, El mar y sus pescaditos, entre otras.
Si no la conocen, se las recomiendo. Mujeres como ella marcaron el camino que nos ha llevado al punto en el que estamos ahora. Hay mucho por hacer aún, pero ella dio muchos pasos antes.
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