La estadounidense Elinor Ostrom se convirtió, a los 76 años, en la primera mujer en recibir un Premio Nobel de Economía, por sus teorías sobre la gestión de recursos naturales de manera sostenible y como bien común.
¡Qué gusto! El festejo deja muchas cosas para pensar.
En primer lugar, el hecho de reconocer el talento y capacidad de una mujer en el mundo de la ciencia política y la economía es para aplaudir. Territorios vedados para las mujeres y espacios en los que también nos hemos automarginado, el reconocimiento de Ostrom es un gran avance.
No puede dejarse del lado el hecho de validar y aplaudir que se apoye el trabajo hecho a favor de un tema crucial de nuestro tiempo: la gestión de recursos naturales. ¿Acaso alguien duda de la necesidad de poner este tema en el primer sitio de la agenda internacional?
Reconocer a una mujer que está en su séptima década de vida es reconocer la capacidad creadora femenina a cualquier edad. Esto resulta particularmente importante en un mundo en el que se le ha dado prioridad a la belleza inacabable de las mujeres de veinte años y en donde la cultura se ha encargado de darle valor a ese aspecto. Las mujeres mayores han perdido visibilidad en la agenda social, comunicacional, política, económica....y la presencia de Elinor viene a revertir este tema. Su voz y trabajo nos dicen: "Mujeres, la vida sigue....y hay mucho que hacer en todas las edades".
Evidentemente, el premio es resultado de muchos años de trabajo, pero el que éste llegue cuando está a 4 años de cumplir 80 es meritorio y alentador.
¡Un aplauso al trabajo de esta politóloga! Deja un gran ejemplo a seguir.
Imagen:McGill.Ca
2 comentarios:
Excelente post!!! es cierto nunca es tarde para dejar nuestro hilo en el gran tapiz Universal! Y las mujeres somos especialistas en eso de hilar!!! Gracias Claudia,
Abrazos de luz! desde Argentina
Adriana Alba
Te invito a conocer mi espacio - http://descubriendonuestrointerior.blogspot.com
ADriana,
Gracias por la visita y por el comentario. Pues si, su ejemplo me parece valiosísimo y profundamente reconfortante.
Por supuesto que me voy a dar una vuelta por tu espacio.
Un abrazo,
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